Barra Criolla

Lo odiaba, odiaba escuchar sus taladros y martilleos mientras hablaba por teléfono, el olor a comida que se colaba por la oficina y todo era culpa del nuevo restaurante que estaban por inaugurar en la calle de Orizaba justo a lado de Café Toscano.  No quería que estuviera ahí, me rehusaba a comer en ese restaurante que tenía gente y ofrecía un menú diario hasta que caí. Fui bastante escéptica, no esperaba que fuera la mejor comida pero la verdad me sorprendió, la atención es muy buena, el menú bastante original y la mezcla de diferentes productos que nunca me hubiera imaginado fue lo que me atrapó,  la presentación de los platillos son con mucho esmero y los sabores ahumados fueron las cosas que más me enamoraron del lugar. La decoración es amena y con poca luz, los gabinetes son bastante pequeños que te cuesta un poco comer sin pegarle a la persona que está a tu lado, así que te recomiendo comer en la parte de afuera o en la barra. Cuenta con una extensa carta de vinos y por las noches ofrecen tapitas.

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